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COVID Y VITAMINA D:

Partamos de los hechos no controvertidos:

El Coronavirus existe, y es peligroso.

Punto de partida.

Se considera probable que en el futuro habrán mutaciones del COVID, y posible, que aparezcan otras variedades de virus de origen aviar o porcino principalmente.  Aparentemente es el precio a pagar por una superpoblación que ha puesto en jaque al ecosistema.
A partir de aquí hay 2 maneras de combatirlo:

La primera es sepárandonos de el patógeno (y de todo lo demás):  mediante confinamientos, mascarillas, desinfectantes aéreos y de superficie, etc…

Desde luego que todos sabemos lo que estas medidas significan.  Son penosas, caras, anti-ecológicas, y algunas, puro paripé para dar «sensación de seguridad».

Son una solución para el momento, pero si lo pensamos con mayor detenimiento, está claro que no es una solución sostenible a largo plazo.

Es decir si siguen apareciendo nuevas cepas o nuevas variantes de coronavirus, nos vamos a pasar la vida separados del entorno.  Está claro que convertirnos en «individuos burbuja», tendría a largo plazo unas consecuencias gravísimas; más allá de la depresión (de sólo pensarlo), está el hecho de que nuestro organismo está concebido para estar en contacto con toda la materia viva que nos rodea, también la microbiótica, y separarnos de dicha materia viva como solución recurrente, acabará generando enfermedades autoinmunes, sistemas inmunológicos debilitados, alergias, asma….  Sería un desastre.  Son fáciles de encontrar los estudios que relacionan la vida en un entorno aséptico con las dolencias mencionadas.

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La segunda es mediante las vacunas

Bien, parece un sistema rápido y eficaz, pero, al igual que en el caso anterior, no creo que fuese bueno si la vacuna se convirtiera en una solución recurrente a largo plazo.

Una vacuna es como una actualización del software (sistema operativo) del sistema inmunológico.  Es lo que en informática se llama «un parche».  El sistema inmunológico tiene un «bug» y no funciona cuando le ataca un virus (si, es el mismo lenguaje, literalmente).

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El problema, como sabe Microsoft, es que cuando un sistema operativo tiene muchos parches, empieza a hacer cosas raras de verdad, y es cuando Windows pasa a nueva versión, que es un borrón y cuenta nueva.  El problema es que no podemos hacer lo mismo con nuestro sistema inmunológico.

MEDICUSMUNDI vacunas 2021

Sobre la primera y la segunda solución, me he hartado a escuchar como las instituciones nacionales e internacionales, los medios de comunicación, y en general, todo el mundo que se auto-considera «razonable» las apoyan: Mascarilla, Distancia, Vacuna.

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Pero la tercera solución, es obvia, es conocida, está estudiada, y apenas nadie la menciona.  Se llama fortalecer nuestro sistema inmunológico.

Hay cantidad de estudios que demuestran que altos niveles de micronutrientes como la vitamina D, Selenio, Zinc, complejo B, y también la proteina de calidad, ayudan a que el sistema inmunológico propio sea capaz de combatir estos patógenos en una situación de gran ventaja.  Entrad en Google vosotros mismos y poned….»Covid Selenio», «Covid vitamina D», «Covid Zinc»….y rascando muy poco encontraréis estudios de gran nivel (algunos españoles) que dejan clarísimo que si una persona proporciona estos nutrientes a su cuerpo, las posibilidades de sufrir las peores consecuencias del Covid disminuyen…y mucho.

Por qué esto está fuera del debate diario… Sólo se me ocurre una razón:

Las medidas de distanciamiento dan poder a los que las imponen, la vacunación dan poder a las grandes farmacéuticas que camean con los mismos poderes del primer punto. En cambio la gestión del sistema inmunológico propio, da poder al que lo hace.

Vitamina D

Kim Sorensen